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Jose Labrandero - Ingeniero Medioambiental

Chernóbil: no olvidamos

Para Ecologistas en Acción el accidente de Chernóbil mostró a las claras el daño que un accidente nuclear puede hacer y el de Fukushima mostró que no hay ningún país, por avanzado que sea, a salvo de los riesgos de la energía nuclear.

El 26 de abril se cumplen 27 años del accidente de Chernóbil (Ucrania, 1986). Los daños son tremendos en términos económicos, de pérdidas humanas y de sufrimiento humano. Todavía hoy no existe un consenso sobre las victimas que varían entre los 200.000 muertos según fuentes de la Academia Rusa de Ciencias y unas pocas decenas según la Organización Mundial de la Salud. Hay que decir, sin embargo, que este organismo firmó en 1957 un acuerdo con el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) para pactar con él las evaluaciones y la comunicación sobre daños producidos por accidentes nucleares, por lo que no es un organismo independiente. La aseguradora Swiss Re estima en 165.000 el número de víctimas.

A esto hay que añadir el enorme sufrimiento humano causado por las evacuaciones masivas, la pérdida de viviendas y el miedo a los efectos de la radiactividad. En total, la superficie contaminada ascendió a 150.000 km2, la tercera parte de la superficie española. Los costes económicos ascienden a 350.000 millones de euros.

En la actualidad la situación aún no está controlada porque el sarcófago que se construyó a toda prisa después del accidente sufre numerosos daños. Está surcado por más de 200 m2 de grietas que permiten salir la radiactividad y entrar el agua. De hecho, en febrero se han producido derrumbes, afortunadamente lejos del reactor. Si estos derrumbes se generalizan se convertirán en una auténtica amenaza de que la reacción nuclear se reinicie. La posible solución, no definitiva, a todo esto pasa por construir un segundo sarcófago de más de 120 metros de alto, valorado en más de 1000 millones de euros. El problema es que este segundo sarcófago no estará listo hasta 2020 según las estimaciones más optimistas. El gobierno Ucraniano se plantea cubrir con resina las grietas del actual sarcófago para reducir las emisiones radiactivas.

A pesar de esta terrible experiencia, algunos países del mundo, como España, siguen sin aprender la lección y se empeñan en mantener abiertas sus centrales nucleares. El accidente de Fukushima (Japón, 2011) vino a demostrar que ningún país con centrales nucleares, por avanzado que sea, está libre de esta amenaza.

Por tanto Ecologistas en Acción manifiesta que lo más sensato y racional es proceder al cierre urgente y escalonado de todas las centrales nucleares.

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