CRÍTICA AUTOREFLEXIVA SOBRE LA NAVIDAD
Hoy no os voy a emitir un articulo sobre medio ambiente o energias renovables, ni por asomo sobre arquitectura sostenible, hoy hago una autoreflexión sobre la navidad, espero que nadie se sienta ofendido, simplemente como su titulo indica es una critica autoreflexiva( y repito autorefexiva) sobre la navidad.
Muchos sacerdotes dirán con orgullo que la Navidad existe gracias a la Iglesia, y tienen toda la razón del mundo, aunque muchos digan que la inventó El Corte Inglés (en realidad, aunque no lo manifiesten de forma explícita, le estarán agradecidos en el fondo a la Iglesia por el "invento", ya que su negocio va viento en popa gracias a ella), pero si analizamos el trasfondo de la situación, El Corte Inglés no se lo sacó de la manga jaja, sino que se basa en la historia de la vida de Jesús, está claro. Esto lo digo más que nada para ironizar, aunque ya lo sepamos.
No me gusta la Navidad, visto así "a grosso modo", ¿qué quieres que te diga?, es la misma historia de siempre, hace poco estábamos el año pasado celebrándola (será que se me ha pasado volando este año por ser intensivo, es posible). Me atiborra ya, tanto comercio, tanto gasto, es una época materialista clara, con mucho consumo y donde los excesos se pagan, que nunca son buenos; se tira la casa por la ventana y muchas veces la gente olvida el verdadero espíritu navideño, gracias al cual existe la fiesta, como es el nacimiento de Jesucristo, aunque entiendo lo del final de año para nosotros (en nuestra cultura). Afortunadamente, está teñida de Religión inequívocamente la Navidad, todo depende de a lo que le demos más protagonismo e importancia, pero lo que jamás se olvida lógicamente es el hecho de tener que ir a comprar regalos, es decir, que es una época de mucho comercio, y es lo primero que se nos viene a la cabeza desde luego.
Por cierto, que no es casualidad que sea roja la indumentaria de Papá Noel, sino como muchos sabemos gracias a la CocaCola, mirad el diseño de las latas ahora; antes el Papá Noel era verde -o al menos eso dicen- y no por Amena precisamente.
Yo la verdad que no soy muy partidario de tomar muchos dulces navideños y, eso sí, admiro la parte bonita de la Navidad (de mientras no me cansen y hasta que me harto je) como son los villancicos y dependiendo de qué canción se trate (si está muy oída o no), también la iluminación de las calles, la nieve si la hay -dependiendo del sitio-, árboles, belenes y demás decoraciones, incluso de las páginas Web, pero ya está, pare usted de contar. Que si la lotería de Navidad, que si el Sorteo del Niño, gastos por aquí, gastos por allá, cestas de navidad, más regalos, etc. etc., acaba uno cansándose al final, no me digan que no es época de materialismo que por supuesto todos los comerciantes desean con ansia y vehemencia su llegada, que para eso es precisamente en estas fechas cuando más ganan. Es indudable que estamos en Navidad y que a nadie le deja indiferente, es imposible olvidarlo vamos, aunque uno tenga amnesia y demencia senil resultaría imposible con tanta evidencia de manifestación visual-auditiva o solamente acústica.
Muchos celebran estas festividades sin tener mucho en cuenta el espíritu navideño verdadero y no tan materialista (con más moderación de ambiente festivo, pensando un poco en la humildad y en saber valorar que estamos a tiempo, pero que está en nuestra mano cambiar cantidad de actitudes para evitar todo lo malo). Luego llegará la Nochevieja y permaneceros atentos pero siempre atónitos al reloj de la Puerta del Sol, mientras olvidamos por un momento el espíritu de la Navidad, por coincidir por fechas próximas con el cambio de año, que no es menos importante, pero que además de paso se aprovecha para atribuirlo a excesos. El caso es sólo unas pocas veces me da por pensar que es algo absurdo que nos paralicemos todos con las uvas y nos atragantemos (como yo una vez), sentados como bobos frente a la caja tonta por ser el tiempo un concepto continuado y relativo, pero entiendo que se celebre el fin de año.
Para que luego digan que la Navidad es bonita, cuando en el fondo es empalagosa, termina martirizándote y atormentándote la cabeza, y no sólo con el canto de los niños de San Ildefonso desde primera hora de la mañana (sigo lo pensando que se oye mal diciendo "euros", pegaba más con "pesetas" el canto). Lo siento, pero la Navidad no está hecha sólo para festejarla como muchos piensan, ni para comer y regalarse cosas fomentando así el consumismo, sino también para comportarse mejor, el acercamiento familiar y perdonar al prójimo. Muchos parecen no darse ni cuenta de dónde radica el verdadero espíritu. Por todo eso, por no verse eso a simple vista, uno termina al final hasta las narices.
Se nota que yo hace años perdí la ilusión, como muchos otros niños. Hay que ver, pobre de ellos, cuando se enteren. Pero además, ¿qué va a ser de todas estas personas que consumen tanto -entre las que me incluyo pero a medias- cuando se acaben estas fiestas? Pues nada, que tendrán que resignarse pero también se lo agradecerá su bolsillo, y sobre todo lo más importante es su salud, para recuperarse de los kilos acumulados, que luego otra vez hay que ir al gimnasio para liberarse de ellos (y también al dentista, que es enero su época de dicha). Sin duda, como se puede ver, es una fiebre. Seguro que esos no están para repetirlas, sobre todo los que se emborrachan mucho. Claro que lo peor es tener un compañero que se apellide "Navidad", que están todo el año hartos de él, no tiene la culpa de tener un apellido tan bonito.
Pero bueno, no voy a ser tampoco Pedro "El Cruel" y no voy a decir a nadie "¿Por qué no te callas?" como hizo el Rey :).
En fin, a resignarse toca y a soportarla, que total, a quien le agote como a mí, ¡qué se le va a hacer!, la tradición es la tradición, esto es así por decreto parece ser. Los niños desde luego se la merecen y así estas cosas nos traen recuerdos a los mayores. Lo que más me gusta de la Navidad son las "Mamá Noel" y el roscón de Reyes, por eso de ser el único rosco que me como al cabo del año casi siempre jajaja, y por ser cuando acaban. Bueno, a tomárselo con sentido del humor y no os estreséis demasiado con el espíritu navideño ni os atragantéis con las uvas. ¡Feliz Año!
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